Psicología al decubierto: Leyendas de mariachis de ningún modo contadas

viernes, 27 de junio de 2014

Leyendas de mariachis de ningún modo contadas

  En cualquier sitio del planeta es factible toparse con un grupo de mariachis. En la urbe de Bogotá muchos conjuntos de mariachi se apuntalan en el género. La identificación de estos artistas se ratifica a partir de sus chaquetas y pantalones arreglados con taches y bordados de arabescos, junto a sombreros mexicanos adornados con lentejuelas y un pañuelo a manera de singular colocado en el cuello. Las tonadillas llegan al público coloreado por el especial trasfondo sonoro que les ofrecen sus utensilios esenciales: el guitarrón, la guitarra, la vihuela, el violín, arpa y la trompeta. El compás de los ritmos circula por Bodas, fiestas de 15, cumpleaños, pedidas de matrimonio, reconciliaciones e incluso han sido solicitados para serenar la consternación de algún enfermo. Conforme los mismos músicos, en cada muestra brindan más que música. Ellos dan gozo y romanticismo, que son la médula de sus homenajes tan solicitados: las serenatas. Gracias a estas serenatas, ciertos artistas exponen la posibilidad de que en el cielo les haya reservado un lugar de privilegio, como recompensa por la suma de almas que consiguieron unir. Afirman que son una suerte de angelitos terrenales, con la potestad de cruzar los corazones románticos con sus valses, vidalitas y boleros. Los mariachis instan que con sus rancheras, pasodobles y huapangos pueden agitar los pies al más retraído de la fiesta. Dicen que son ideales de subir el fuego íntimo de la dicha, de estimular el calor de un beso, de fundir los desconsuelos, de provocar a la nobleza del perdón. Ratifican todo esto con la demostración de que entonando se deleitan los corazones. Y la reflexión es que merced a la mitad de estas destrezas, estos señores ya podrían acceder el cuadro de colosos mundiales. Las crónicas de estos mariachis cambian al mundo, desde su trabajo y casi por casualidad, han conseguido reconocer desde muy cerquita el sentimiento de las personas. Por medio de su trabajo ellos median para modernizar la vida de muchos. Como los titanes. Una de las leyendas más románticas que cuentan  estos Mariachis es la de una pareja de enamorados. Ella quería casarse. Él labora como vendedor y, con la excusa del ahorro y de la expectativa de un mejor instante financiero, postergaba de forma continua la fecha de Boda. Cuando las cosas comenzaron a colocarse tensas, el chico resolvió invocar a los mariachis y pensó un plan: el instante de la sorpresa sería a lo largo de la celebración de cumpleaños de su novia. Ese mismo día, además de esto, en los momentos anteriores a la celebración, él le diría que no podría asistir a la celebracion. ¿La excusa? Un viaje por motivos laborales. Así se hizo y fue grande la sorpresa de la enamorada cuando se dio cuenta de que su enamorado no estaría presente en los festejos, sobre todo pues era demasiado tarde para suprimirlo.   Acongojada, siguió con los planes y de noche se dirigió al sitio de la fiesta. Una vez allá todo fue admiración y revuelta: siete u 8 sujetos de chaquetas negras, moños colorados y enormes sombreros brotaron a su tropiezo. Luego, como salido de las estrofas de "Cielito lindo", brotó un formidable ramillete de rosas y tras él, su hombre. Ella soltó los incipientes lamentos de emoción. Él, de rodillas, le planteó matrimonio mientras desarrollaba sus brazos ofreciéndole unas alianzas. Ella se  abandonó al lamento y se  aligero a abrazarlo. Él se unió y de algún lado extrajo unos papeles que eran, en escenario, considerablemente más: trascendieron ser las escrituras de una casa que había conseguido hacía poco. Ella no lograba aguantar tanta admiración. Expresar que reía a risotadas o que sollozaba a gritos era igual de válido. El chico era el postulante ideal. A esa altura, hasta nosotros queríamos casarnos con él", declara Fredy

By: Historias nunca contadas. 

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