No hay cosas, que
produzcan tanta satisfacción, como ver a un paciente recuperar la
confianza en si mismo, para reconocer que está capacitado a lograr
lo que quiere. Es normal que cuando una persona llega a terapia, de alguna forma,
haya perdido la confianza en sí mismo u otros como: su pareja, la familia, los
padres, los amigos, los hijos, su profesión, en la vida o en Dios. De
todas formas, cuando, a través de la empatía, conseguimos comprender a la
persona, y vamos incorporándonos a su mundo, identificando sus puntos de
referencia, entendiendo sus emociones y sentimientos, y notándolos “como si”
esos sentimientos fueran los nuestros, viendo el mundo y las situaciones de la
forma en como él las ve, podremos construir entre nosotros un puente
de confianza que, a su vez, le ayude a recuperar la confianza en él o en
ella misma y en su universo personal.
A lo largo del proceso terapéutico,
paso a paso, crecerá la confianza de ambos en nuestra relación y tanto
los psicologos como
el paciente, se irán abriendo y mostrando de forma cada vez más lógica y
congruente, lo que ayudará a que se pueda comentar, cada vez más, de lo que
pasa entre ambos en el presente, sean sentimientos, la forma de
comportarse, la de pensar, las ideas, las suposiciones, etc. Las cosas que
salen en la sesión terapéutica, a través de ese encuentro, el contacto y
el diálogo, seguramente, costaría mucho trabajo reconocerlas en otros
contextos por vergüenza, culpa, o por miedo a sentirse enjuiciado o rechazado.
Pero en la relación terapéutica, si se ha logrado crear un vínculo sostenido y
fortalecido por la confianza, esto irá avanzando cada vez más a una realidad
que una mera ilusión y eso ayudará a sanar y a fortalecer la relación y la
confianza, ofreciendo además, posibilidades y herramientas para enriquecer la
confianza en el exterior.
By: Psicologia libre
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